domingo, 9 de octubre de 2011

Oscar Santafe. Tipleando por la vida (Segunda Parte).

Pentagrama Latinoamericano.
Pentagrama Latinoamericano. Foto archivo personal de Samuel Fierro
Antes de empezar el ensayo Oscar levanta la mirada. A su izquierda está Manuel Ruiz, guitarrista; más allá está Daniel Torres, guitarrista; a su derecha está Jaime Barbosa, tiplista; frente a él estaba Julio Roberto, bandola y director; Oscar ve a un joven con una bandola en su mano: Carlos Renán Gonzáles es su nombre. El grupo lo completan 2 bandolistas más, dos cantantes y un contrabajista.
            ─Estos son sus papeles─  dice Jaime Barbosa y le entrega una voluminosa carpeta con todos los segundos tiples que Oscar debe tocar.
            ─Vamos a empezar ─dice Julio Roberto─. Para el concierto que tenemos va…
─ ¿Concierto? ─pregunta Oscar.
─Ah, sí, es que en un mes tenemos concierto ─contesta Julio e indica al resto del grupo─. Bueno, toquemos Joyeles.
Oscar busca en la carpeta que Jaime le acaba de dar la partiura y cuando la extiende se da cuenta que son cuatro hojas. “¡Cuatro hojas! Yo era un estudiante de licenciatura en música en 1990 que tenía apenas siete meses de estar leyendo tiple en serio, porque todo lo anterior yo lo hacía de oreja. Ellos se sabían eso hacia rato […] A mi me tocó aprenderme un concierto en un mes al lado de Pentagrama Latinoamericano”, recuerda Oscar.

Pentagrama Latinoamericano aparece en el panorama de la música andina colombiana bajo la iniciativa de Julio Roberto Gutiérrez, cellista y ex integrante de la Estudiantina Bochica, que después de la desaparición de esta última decide convocar a algunos ex integrantes de la estudiantina para retomar actividades. Este grupo le permite a Oscar un acercamiento distinto a la música y al tiple. “Yo ─afirma Oscar─ reconozco a Jaime (Barbosa) como uno de los tiplistas que más me enseñó sin querer: Jaime tenía un estilo muy distinto a lo que yo conocía. Jaime era el tiplista bogotano y yo era el tiplista santandereano aprendido por tradición. Él tenía todas las particularidades del tiplista académico […] Yo le aprendí muchas cosas: su forma de hacer el tremolo, su manera de guajear que era radicalmente diferente a la mía. (De esa forma) uno va sacando conclusiones para el futuro”.

En los años en que Oscar estuvo con Pentagrama Latinoamericano tuvo contacto, indirecto y a veces directo, con los jóvenes compositores de la época que posteriormente aportarían obras importantes para la música andina colombiana; todo esto gracias a que Pentagrama Latinoamericano era el grupo que tocaba las obras inéditas en el Concurso Nacional Jorge Villamil Cordobés, en Neiva. “Yo tengo la felicidad de haber sido quién estrenó Ancestro y Manitas de Plomo de Germán Darío Pérez. Por ese concurso pasaron los compositores del futuro”, recuerda Oscar.   

A Pamplona llegan las noticias de Oscar y sus presentaciones por muchos lugares de Colombia, de sus primeros puestos en concursos como el Festival Nacional del Pasillo Colombiano en Zipaquirá ─concurso que ya no existe─(ver foto en la parte superior derecha). Concurso que le da la posibilidad de conocer a Fabián Gallón, quien con agrado ve que él no es el único tiplista solista, pues en una tertulia ve tocar a Oscar piezas de tiple solista.

“Durante esta corta etapa musical  junto a Oscar Santafé ─cuenta Samuel Fierro, bandolista de Pentagrama Latinoamericano en los últimos años de la agrupacon─, tuvimos la oportunidad  de compartir estudio y conciertos al lado de excelentes músicos, como los maestros Gutiérrez (Julio Roberto y José), el tenor José Luis Ortiz, el percusionista  Alfonso "El Cucharo" Garzón, Carlos Renán González,  Daniel Torres, Manuel Ruiz, Jaime Barbosa y Mauricio Parra”. Pentagrama Latinoamericano se acabó ─como agrupación grande porque pasó a ser un quinteto─ por deserción de sus integrantes no sin antes dejar sentadas las bases de una nueva agrupación: El Sexteto de Cámara Colombiano.

No fueron dos tríos pegados (Sexteto de Cámara Colombiano).
Sexteto de Cámara Colombiano.
Surge la posibilidad, no de hacer la fusión de dos tríos, sino de dos bandolas, dos tiples y dos guitarras, pero que cada uno tuviera su función de papel importante, cuenta Ricardo Mendoza. Vicente Niño, había salido a decir que eso no iba a funcionar porque eso iba a ser dos tríos pegados, cuenta Oscar. Pero qué hacer para que dos bandolas, dos tiples y dos guitarras no sonaran a dos tríos pegados. Esta es la historia.

En un día de agosto de 1994 ─no es precisa la fecha─ Julio Roberto espera a sus compañeros de Pentagrama Latinoamericano para una grabación; él ha logrado conseguir los estudios de grabación de Colcultura ─que estaban ubicados donde hoy es el Museo Botero─ para ese trabajo. Tras la deserción de algunos de los integrantes, Julio Roberto decide llamar a jóvenes que ocupen estas plazas. A Pentagrama Latinoamericano llegaron: Omar Beltran, guitarrista, Mauricio Rodriguez, tiplista, Ricardo Mendoza, bandolista, quienes ese día estaban con él a la espera de los demás integrantes. Después de una larga espera,  Julio Roberto, de mal genio por la espera y al ver que su grupo no estaba completo, se va. “Todos se fueron y nos quedamos los pollos, mirándonos ─cuenta Oscar─, entonces Omar dijo: camine y nos tomamos algo. Bajamos a la tienda que queda en la esquina detrás de La Catedral (Primada de Colombia). Ahí hay un par de tiendas, una en la esquina, y otra que tiene un segundo piso enchapado en madera, ahí nos sentamos. En medio de la tragedia del asunto, (algunos dijeron): Ahora qué hacemos, Julio Roberto renunció, se acabó esto. Dice Mauricio: y nosotros no alcanzamos a dar ni un concierto. Entonces dijo Carlos Renán: hagamos un grupo nosotros, de los jovencitos”. Rápidamente hacen un inventario de los que están y notan que hay dos bandolistas, dos tiplistas y un guitarrista, entonces deciden llamar a otra persona que haga el papel de la otra guitarra y nace el Sexteto de Cámara Colombiano.

El panorama sin embargo no era fácil y lo sabían, sonar diferente al trabajo que venía haciendo Nogal junto a los grupos que nacieron de él: Cuatro Palos, Trío Ancestro, no era sencillo. La idea musical era clara: los roles de cada instrumento no podían ser los mismos. “Las adaptaciones nosotros siempre las hicimos con base a que, en el caso de las bandolas, no se llamaran bandola uno y bandola dos, sino bandola uno y bandola A, para tener la idea de que ni la bandola A era más importante que la bandola uno y viceversa. Cada papel era importante en el sexteto, tanto así que eso era a veces un inconveniente porque si faltaba uno no se podía hacer nada”, cuenta Ricardo Mendoza.  

Al grupo se integra tiempo después Edwin Guevara como guitarrista y así empiezan labores oficialmente. “El primer concierto completo que dio el Sexteto de Cámara ─cuenta Oscar─, fue en el Auditorio Pablo VI de la Universidad Javeriana. Ese día estaba sentado en primera fila Vicente Niño; nosotros dimos la primera parte del concierto e íbamos a empezar la segunda parte y él (Vicente Niño) se montó y cogió el micrófono y dijo: yo quiero disculparme con estos muchachos. Todos hicimos cara de como de qué pasó con este man. Quiero disculparme porque yo dije que eso no iba a funcionar, que eso iba a sonar como dos tríos pegados y ellos hoy nos están demostrando que eso es mentira, que tienen una propuesta muy seria y además de disculparme, quiero felicitarlos”, este acontecimiento disparó la popularidad del sexteto.

Sexteto de Cámara Colombiano en España.
Con tres ensayos semanales, el sexteto consolidó su propuesta y con esto vinieron los concursos. Mono Núñez en 1995 y 1997, en las dos ocasiones siendo finalistas al Gran Premio Mono Núñez. Pero lo más significativo fue su viaje a España, más exactamente al Festival de Plectros de la Rioja en 1999, en donde tuvieron oportunidad de hacer otros conciertos como el ofrecido en El Liceo Cervantes, Fundación Santillana, entre otros, y conseguir recursos para el disco que serviría como testigo de todo este proceso (Ir a Audio 1 al final de la crónica).

El Sexteto de Cámara Colombiano termina labores después de la partida de Edwin Guevara a Barcelona a finales de 1999, dejando en la memoria de la música andina colombiana un trabajo único desde las adaptaciones, de un repertorio no sólo colombiano sino latinoamericano y un uso diferente de los instrumentos: bandola, tiple y guitarra.

Oscar y el naciente movimiento del tiple solista.
Paralelo a todo el trabajo de Pentagrama Latinoamericano y El Sexteto de Cámara Colombiano, Oscar continúa su trabajo en la idea del tiple solista. Es así que empieza a participar en algunos concursos que le permiten conocer a otros tiplistas que hacen lo mismo que él.

“Yo ─cuenta Oscar─, como tiple solista, había logrado ser finalista en el Festival del Pasillo en Aguadas (Caldas). Había participado en el 92 en el festival de interpretación Anselmo Duran Plazas en Neiva. En el 92 me conocí con El ‘Negro’ Parra y con Juan Pablo Hernández, que era el otro genio del asunto. En ese concurso, ese año, como cosa extraña, en la modalidad de solista instrumental participamos cuatro: un guitarrista y tres tiplistas; participamos: Juan Pablo Hernández, Fabián Gallón, Oscar Santafé y el guitarrista no me acuerdo el nombre. De primero quedó Juan Pablo, de segundo quedó Fabián y de tercero quedé yo".  

Gracias a este encuentro empezó una relación de amistad que lograría unir los esfuerzos de estos intérpretes que estaban trabajando por el tiple solista. “Después me vine a enterar ─dice Oscar─ que había otros personajes cercanos al El ‘Negro’ Parra en término de generaciones que trabajaban el tiple solista: Javier Gomez Noriega en Santander, Chucho Mosquera en Cali…”. 


Oscar siguió su camino por los festivales llevando su idea de tiple solo. “En el 93 ─cuenta Oscar─ organizaron un concurso nacional de tiple solista en Bucaramanga y yo me fui a participar. Allá estaba Fabián (Gallón), Javier Gómez, en el momento de los primeros reconocimientos en términos de, oiga estamos haciendo lo mismo, no estamos tan solos”.

Trío Instrumental Nueva Granada.
En junio de 1997 Oscar recibe una llamada; del otro lado de la línea un joven se presenta como requintista, él (el requintista) quiere formar un trío y quiere que Oscar Santafé sea el tiplista. Venga a mi casa y hablamos, responde Oscar. Luego de esta charla Oscar y Fredy Rivera (el requintista) acuerda empezar a trabajar en la idea de un trío junto a Juan Carlos Landeazabal, guitarrista que había convocado Fredy. Es así como en ese año nace el Trío Instrumental Nueva Granada. 


“El Trío Nueva Granada se fundó en junio de 1997 ─cuenta Oscar─, y ese año, en agosto, nos fuimos para El Festival del Pasillo en Aguadas (Caldas), y le pegamos, ganamos en la modalidad de tríos. Entonces dijimos: ve, la vaina funciona”.

Oscar, aunque con la alegría de haber ganado con Nueva Granada, tenía claro que sus compromisos con el sexteto eran muy importantes y le deparaba tiempo que no le podía invertir al proyecto del trío. Cuando en 1999 el sexteto “termina labores”, Oscar decide enfocar todas sus energías al proyecto del trío. Lo primero que hacen es grabar un disco Ecos de Colombia (2001), y con él, concursar en el Festival Mono Núñez. El disco mostraba un repertorio, que en su gran mayoría, había sido adaptado para el trío por Oscar (Ir a Audio 2 al final de la crónica). En el 2002, en Ginebra (Valle) ganaron el premio a mejor trío instrumental y su disco fue un éxito. 

El Trío Instrumental Nueva Granada sigue cosechando reconocimientos a los que se suman el primer puesto en la modalidad de intérpretes del Festival de la Rumba Criolla Emilio Sierra en Fusagasugá y el galardón a Mejor Obra Inédita Instrumental en el Encuentro Nacional de Tríos en Popayán. Después de todo esto, sale al público el segundo trabajo del trío Ni más, ni menos (2004) trabajo en su totalidad patrocinado (musicalmente hablando) por Fernando León.

“Un día ─cuenta Oscar─, con el primer disco en la mano, nos invitaron al Festival Antología de la Música Colombiana en Paipa, y ese año el homenaje era para El Chino (Fernando león), aprovechando las circunstancias aprovechamos y le regalamos el disc, y Fredy le fue diciendo: maestro León, usted cuánto cobra por un arreglo para nosotros. El Chino se quedó mirándonos y nos dijo: espere y escucho”. Esa noche Fernando León se fue a escuchar el disco y a la mañana siguiente les prometió un tema adaptado por él para el trío. Un mes después el trio estaba tocando Margarita, de Emilio Murillo. En un periodo aproximado de cuatro meses, Fernando León aportó al trío cerca de 15 temas. Sin embargo, surgió un problema, el primer orden del requinto que al estar a una octava de diferencia del segundo orden el fraseo se rompía para ciertas ideas que tenía Fernando León.

“Un día, en casa de Alberto Paredes, estaba El Chino y Vicente Niño […] y dijo el Chino, es que ese requinto… Fredy cansado con el primer orden, entonces dijo Vicente Niño: por qué no hacemos, ahora si en serio, lo que habíamos pensado de subirle el primer orden a la octava. Y dijo Fredy: sí, me interesa la idea, hagámoslo. Y dijo Alberto Paredes: yo por ahí tengo unos diseños, hagámosle”. Es así como se construye un requinto con el primer orden a una octava por encima del tradicional y el sonido del trío se amplió armónicamente y así pudieron abordar otro repertorio menos tradicional. El trío se acaba en 2007 luego de dar conciertos por los principales escenarios del país, de dos discos y de un trabajo que le permitió a Oscar esbozar sus primeras obras que a hoy ejecuta con otras agrupaciones.

Ando tipleando.
Carátula del disco Ando Tipleando.
“Empiezo a notar que mis estudiantes en la Universidad Pedagógica Nacional están tocando los arreglos que yo toco pero no tienen una referencia auditiva de dónde agarrarse más de lo que yo toco, y me gano el Concurso de Composición de Cortiple con las Dos pequeñas piezas para tiple solista y alguien me escribe: dónde las escucho”, cuenta Oscar. La necesidad de un trabajo que diera cuenta de su trabajo de tiple solista no existe; imagina entonces un recorrido “desde los primeros momentos con Enerith Núñez hasta las dos pequeñas piezas para tiple solista” y así nace Ando tipleando en 2007.

Oscar se encuentra con Mauricio Rangel, quién en ese momento empieza un proyecto de estudio de grabación y está buscando personas que graben con él, y empiezan el proceso de grabación del disco, que reunirá a personas como Lucas Saboya quien colaboró con Oscar en la grabación de una versión de Los Doce de Álvaro Romero y que tocarían en dueto.

“Ando tipleando es decir: di el primer paso y fue un paso con la seguridad de estar cimentando el hecho de que yo soy profesor de tiple y que mis estudiantes se van a convertir en tiplistas profesionales, y decir ‘tiplistas profesionales’ muy a pesar de mi papá en 1987 eso es un logro muy importante”, afirma Oscar. Ando tipleando se convierte en un referente importante para los tiplistas y uno de los trabajos más sobresalientes en cuanto a tiple solista se refiere.

Oscar y sus procesos de formación en la Universidad Pedagógica.
Instrumentación de la Orquesta Típica de la UPN.
Bogotá, Colombia, miércoles 28 de septiembre de 2011. Sentado en la cafetería de la sede de El Nogal de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN). En esa universidad, en donde en el segundo semestre 2003, es contratado para ejecutar el proyecto que hoy se conoce como Orquesta Tipica de la UPN, “un proyecto para abrirle espacio al estudio de las expresiones musicales andina”. Oscar va terminando el relato de lo que hasta hoy ha sido su vida por la música.

Con ocho estudiantes comenzó para Oscar su trabajo como director de la Estudiantina de la UPN ─así se llamó en principio─. El grupo fue creciendo y paralelo a este proceso se volvió a abrir la cátedra de tiple que había sido suspendido años atrás después de que Mauricio Lozano terminara su programa de pregrado y que ahora Oscar tendría a su cargo dándole continuidad a un proceso que empezó con él.

La estudiantina, como la veía Oscar, debería ser un espacio para la capacitación de sus alumnos en la adaptación de repertorio, el conocimiento de los instrumentos: tiple, bandola y guitarra, y la formación de nuevas agrupaciones. Fue gracias a esto que nacieron grupos como El Sexteto Contrastes, Trío un, dos, tres por mi, entre otro, pero el proyecto más visible fue La Cofradia. Esta agrupación reunió a los fundadores de la estudiantina para mostrar la culminación de un proceso, con adaptaciones hechas por ellos mismos y con la idea de ir a concursar para poner el proyecto en las vitrinas de los más importantes festivales del país. Y es con esta agrupación que Oscar obtiene el premio Pacho Benavides al mejor tiplista del Festival Mono Núñez de 2007. Cuatro años después de su fundación La Cofradia se acaba.

En la actualidad Oscar viene realizando un trabajo con William Henao y Laura Bohorquez en Único Trío (Ir a Audio 3 al final de la crónica), además, realiza otros trabajos, tal es el caso del dueto de tiples con Cindy Gomez que los ha llevado a Argentina al Primer Festival de Charango o el dueto que vocal instrumental con Paula Fajardo. Sus colaboraciones para agrupaciones como CantArte a voz, con el cual ganó en la modalidad de obra inédita del Concurso Nacional de Duetos Ciudad de Cajicá con su danza Podría ser, en 2009. Y su infatigable tarea como formador de nuevos tiplistas reunidos en el Colectivo de tiples de la UPN, y del encuentro de tiplistas realizado cada año en las instalaciones de dicha universidad.

Conclusiones.
“Creo que él (Oscar Santafé) se ha consolidado como uno de los principales preservadores del tiple, a través de su trabajo pedagógico-académico. Él es un hacedor de tiplistas, y eso es muy importante dentro de la cadena de actores del tiple. Así como es muy importante en la cadena del tiple quien los construye, quien lo interpreta, quien reconstruye su historia, quien compone,.etc., pues, también es de suma importancia quien enseña, quien hace tiplistas a través de un proceso formativo formal como el que ha logrado sostener y consolidar Oscar. Es un gran logro para Colombia contar con un programa de música superior que acredite a los tiplistas, gracias, indudablemente, al esfuerzo de Oscar Orlando Santafé”. Juan Pablo Hernández, tiplista tolimense

“Considero que está aproximación  de Oscar a la música andina colombiana, más su disciplina, talento y dedicación fueron fundamentales para que él llegará a ser un excelente músico, pedagogo e instrumentista, como años después lo comprobamos con su Único Trío y el trabajo de dirección de la Orquesta de Típica  de la Universidad Pedagógica y los diversos trabajos que ha desarrollado en los últimos 20 años”, Samuel Fierro, director de la Estudiantina Colombia y compañero de Oscar en Pentagrama Latinoamericano. 

"Siempre tiene que haber una persona que empiece esa labor titánica de sacar un instrumento, ya sea de manera solista, de un instrumento que pueda hacer otro tipo de música y Oscar ha hecho una labor muy importante al realizar los encuentros de tiple. Se le ha metido mucho al tema del tiple solista, junto con Oriol Caro o Mauricio Rodríguez, pero Oscar ahora es el que está liderando el gremio de los tiplistas […] Esto hace que hoy en día vayan saliendo más tiplistas, que más personas se vayan interesando por el instrumento”, Ricardo Mendoza, bandolista de la Orquesta Colombiana de Bandolas y compañero de Oscar en el Sexteto de Cámara Colombiano

Agradecimientos.
Luego de incontables horas de realización de esta crónica no puedo terminar este proceso sin agradecer a algunas personas que permitieron que esto fuera una realidad. En primer lugar a Oscar Santafé y su disposición desde el primer momento para la realización de esta crónica. A Ricardo Mendoza por el tiempo para la entrevista que me ayudó a recrear la vida de El Sexteto de Cámara Colombiano. A Samuel Fierro que de nuevo se hace participe con sus comentarios en una crónica, por su disposición siempre desinteresada para mis trabajos y a Juan Pablo Hernández, quien desde la distancia, hizo su aporte. 


Audios.
1. Chau Paris, de Astor Piazola, interpretado por el Sexteto de Cámara Colombiano.
2. Estudio de Pasillo, de Oriol Rangel, interpretado por El Trío Instrumental Nueva Granada.
3. La guitarra de Mamá, de Oscar Santafé interpretado por Único Trío.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Oscar Santafe. Tipleando por la vida (Primera Parte).

Oscar Santafé 

Emocionado, en silencio, Pedro Nel Santafé escucha a sus dos hijos dar su primera serenata juntos, Carlos en la guitarra y Oscar al tiple, ejecutan para su padre el repertorio que pocos días atrás les enseñara Néstor Gamboa, “un personaje de estirpe campesina que termina enredado en el asunto de una ciudad pequeña:” Pamplona (Norte de Santander), “sobreviviendo de cualquier cosa […] Trabajando con unos amigos en el sector de la construcción” como lo describe Oscar Santafé años después mientras canta la primera canción que aprendió con él:


Cuando escuches este vals
Haz un  recuerdo de mi
Piensa en versos de amor
Que me diste y que te di...

“Me acuerdo mucho de ese vals: Cuando cantes este vals;  creo que así se llama la canción  ─recuerda Oscar─. (Me acuerdo) sobretodo porque esa fue la primera serenata que di en mi vida: le canté a mi papá cuando tenía seis años […] Eso fue muy emocionante; me acuerdo mucho del  momento, de ver a mi papá con la lágrima en el ojo al vernos tocar y cantar… eso lo enamora a una cada vez más”.

Pamplona, una familia.
En el noroccidente de Colombia, más precisamente en el departamento de Norte de Santander, se encuentra Pamplona (nombre dado por el español Pedro de Ursúa en homenaje a su patria en el otro lado del Atlántico), municipio que se destaca por su tradición cultural y por ser la cuna de músicos importantes para el panorama de la música andina colombiana como: Oriol Rangel, Bonifacio Bautista o Rodrigo Mantilla. En ese municipio nació el 12 de diciembre de 1968 Oscar Orlando Santafé Villamizar, el segundo hijo de Pedro Nel Santafé y Ana Ilba Villamizar.

A principio del siglo XX, Rafael Santafé ─abuelo de Oscar─ ejercía como cantor de iglesia en Pamplona, oficio  “que en la época tenía alguna prestancia”. Sin embargo, Rafael fue trasladado por orden de la curia como cantor de iglesia al municipio de Gramalote. En Gramalote nació Pedro Nel Santafé junto con sus tres hermanos. Rafael (hijo), se inclinaría por la música pero nunca de manera profesional. “Sin embargo, mi tío Rafael fue director coral, compositor…”, cuenta Oscar. De otro lado, Ana Ilba y Rosa Villamizar, la primera a la guitarra y la segunda en el tiple, conformaban un dueto vocal instrumental en donde cantaban y tocaban el  repertorio de mediados de siglo. Todo ese ambiente familiar permitió que Oscar estuviera desde muy pequeño en contacto con la música.

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A los niños hay que ponerlos a estudiar algo, dijo Rafael (hijo) a Pedro, cuando vio a sus sobrinos creciendo y sin instrucción musical alguna. Pedro Nel acogió la recomendación de Rafael y llama a Néstor Gamboa, ayudante de construcción que en sus tiempos libres daba serenatas. En la casa de Pedro Nel había una guitarra y un tiple que usaban su esposa y su cuñada para acompañarse. “Yo soy tiplista y me reconozco como tal, pero eso es una accidente de la vida ─cuenta Oscar─. Nos trajeron un profesor ─continua─ y mi hermano saltó de primero y se cogió la guitarra como a mi mamá, entonces a mi tocó el tiple como a mi tía”. Con seis años Oscar empieza sus primeras clases de tiple. “Él (Néstor Gamboa) nos enseñaba canciones, para desde las canciones, enseñarnos a manejar el instrumento de una manera armónica básica”, dice Oscar. Días después Oscar compuso un vallenato que le dedicó a su mamá y lentamente se fue enamorando de este instrumento.

Con su madre y su padre cantando en los coros de Pamplona, que en ocasiones dirigía su tío Rafael; o en las reuniones familiares en donde fácilmente podrían estar 30 familias, Oscar empezó a cultivar su amor por la música y sobre todo por el tiple. “Yo me la pasaba de concierto en concierto, de tertulia en tertulia […] Con los hijos de las familias también jugábamos, pero también cantábamos, pero también tocábamos. A mi tío le dio una vez por hacer coros infantiles y allí fuimos a parar todos”, cuenta Oscar.

Oscar continuaba sus clases con Néstor aprendiendo todo el repertorio tradicional: “Las Acacias o los temas de Jorge Villamil”, entre otros. Néstor Gamboa, al ver los resultados obtenidos como profesor de Carlos y de Oscar, decide inscribirse a estudiar una licenciatura en artes con énfasis en música. Tiempo después se convirtió en profesor de música de uno de los colegios de Pamplona y hoy es profesor jubilado.

Seminario menor.
Jorge Gamboa llega con una nueva letra; Oscar la ve y empieza a ponerle música; luego, emulando a Mercedes Sosa, los dos cantan la canción con la que piensan “enamorar a las chicas del barrio”. Hoy Oscar recuerda esos días de colegio en el Seminario Menor Santo Tomás de Aquino y concluye: “Soy un enamorado de Mercedes Sosa, de todo el movimiento musical detrás de ella; hacíamos (Jorge y él) canciones muy por el estilo y nos reconocíamos con el izquierdismo… Imagínese, nosotros en un seminario y en esas”.

Pamplona es reconocida como la ciudad estudiantil del oriente colombiano y dentro de sus instituciones más notables está el Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino. Esta institución ofrecía ─y ofrece─ una formación académica para niños y jóvenes “en los valores del evangelio, la vida y la paz” en un seminario menor que coordinaba junto con el seminario mayor. Allí estudió Oscar. Experiencia importante para su vida artística pues allí aprendió a tocar guitarra, batería y fue monitor de los coros que en ese entonces dirigía Luis Eduardo Serrano. “Éramos un grupo de niños, de jóvenes cantores que cantábamos canciones de Mocedades […] Era de los chicos que tenía la voz más aguda, entonces siempre hacía las primeras voces”, cuenta Oscar.

Sus inquietudes artísticas lo llevaron a Mercedes Sosa y todo el movimiento que se desprendía de sus canciones. Junto con Jorge Gamboa, uno de sus mejores amigos de infancia, hacían canciones: Jorge hacía las letras y Oscar la música; canciones que tocaban en los festivales de la canción que se organizaban en su barrio o en el seminario. “Componíamos canciones muy bonitas ─cuenta Oscar─, desgraciadamente la mayoría de ellas se me perdieron, tanto de lo escrito como de la memoria”.

En 1985 Oscar termina el seminario y empieza una nueva etapa en su vida.

Expresión musical.
Era su primer día de clases. Luego de dar unos pocos pasos dentro de la Universidad Industrial de Santander (UIS), Oscar ve que alguien lo saluda; frente a él está “Mincho”, cantante, guitarrista, rockero y amigo de Pamplona.
─ ¿Qué hubo… usted qué hace aquí? ─pregunta “Mincho”.
Oscar estaba allí para estudiar Ingeniería Industrial. Estaba allí para estar lejos de su familia, de Pamplona… para tener su propio espacio.
─Me vine a estudiar…─ intenta responder Oscar cuando “Mincho” le dice:
─Usted que canta y toca el tiple… Nosotros tenemos un grupo estudiantil que se llama Expresión Musical. Lo invito a que se integre.
“Hasta ahí llegó la Ingeniería”, afirma Oscar.

Cuando Oscar acaba el seminario su único anhelo es estar lejos de Pamplona. Su hermano está en Cúcuta y Pamplona tiene una de las mejores universidades de la región: La Universidad de Pamplona, pero la desazón social del momento le dicta que tiene que irse: lejos. “La verdad, mi visión de la vaina era separarme de la familia, como fuera; yo no quería tíos, no quería hermanos, yo quería estar solo”, cuenta Oscar. Pasa entonces su solicitud para estudiar sistemas en Cúcuta o ingeniería industrial en la UIS;, los resultaros fueron buenos y Oscar pasó a las dos pero escogió ingeniería, “no porque me gustara la ingeniera industrial sino porque quería salir corriendo”, dice Oscar.

En la UIS Oscar se une a Expresión Musical, un grupo coral instrumental de más o menos unas 35 personas que era coordinado por estudiantes. Era el año de 1986 y mientras Oscar “renegaba” de la ingeniería industrial iba aprendiendo más y más cosas de música con los integrantes de este grupo. “Julio César, que era el percusionista, se sentó a enseñarme percusión tradicional; aprendí un poco de orquestación, si a eso se le puede llamar orquestación, pues era más la manera cómo ellos hacían los arreglos; el manejo de otros instrumentos como la bandola, la guitarra ya un poco más enserio y por supuesto seguir el desarrollo de la idea del tiple”, cuenta Oscar.

No sólo aprendió de música, allí se dio cuenta que no era el único pamplones: había otros. Allí conoció a John Jairo Claro, con el cual empezarían una amistad que hasta hoy se mantiene. Pero por encima de todo esto, Oscar se convenció de que lo suyo era la música.

En Pamplona la vida seguía, Rafael seguía con sus labores musicales y Pedro Nel, junto con su esposa participaban de los coros. Un día de 1987 ─fecha no especificada por Oscar─ Pedro supo que su hijo iría a Pamplona a ofrecer un concierto con Expresión Musical, un grupo de la universidad. En primera fila, se ubicaron Pedro Nel y Ana Ilba, detrás del escenario Julio César, que había asumido la dirección del grupo y que tenía a Oscar como director adjunto, le dice: “prepárese que usted dirige la primera parte”. En escena aparece Oscar como director, abajo, dentro del público, Pedro Nel observa a su hijo como ese día cuando dio su primera serenata.

De vuelta a Bucaramanga Oscar se entera que la UIS abrirá la facultad de música y los integrantes de Expresiones son los primeros llamados a ingresar a esta carrera. “Yo no sé si mi papá, que me patrocinaba las loquinas, lo intuyó, pero en el segundo semestre del 88 ya le dije yo: en la ingeniería me está yendo mal a pesar de que estudió, no me rinde  y la verdad la música me llama la atención, y me dijo: por qué no dijo antes […] En 1998 uno no dice que se va a estudiar música y en Pamplona menos, a pasar de ser de familia musical”, cuenta Oscar.

Pedro Nel le brinda todo el apoyo a su decisión de estudiar música pero le pone una condición: debe irse a estudiar a Bogotá. “Pase por el proceso de admisión en la (Universidad) Pedagógica ─recomendó Pedro Nel”. Por qué, preguntó Oscar. “Porque en la Pedagógica usted no sólo va a ser músico, porque es que en este país músicos tiplistas, eso no existe. Porque se va a volver profesor y eso es lo que le va a dar de comer más adelante y si se quiere volver un músico prestante, es en Bogotá donde está el círculo de los músicos buenos. Usted no sirve para tocar piano, para tocar Bach…, alcanzó a decirme que yo no me iba a volver director de orquesta, yo era tiplista y por lo tanto era músico colombiano y el movimiento de la música colombiana estaba aquí. "A mi me llamó la atención por dos cosas: por el movimiento musical de Bogotá y porque iba a quedar más lejos […] Expresión Musical se convirtió en el punto de lanzamiento para decidirme a estudiar música”, cuenta Oscar.

Siendo el primero en su familia que decidía estudiar música profesionalmente. Oscar viaja a Bogotá el segundo semestre de 1989. 


Bogotá y el primer estudiante de tiple de la Universidad Pedagógica Nacional. 

Oscar llega a la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) tras haber presentado un excelente examen de admisión. Llega a una universidad que alberga una demanda de músicos, que con su agrupaciones, ya figuraban en el panorama nacional, tal es el caso de Nogal Conjunto de Cuerdas, Nueva Cultura o el naciente Trío Ancestro. Allí Oscar conoce a Enerith Núñez, maestra de tiple que había estado esperando un alumno que se decidiera a estudiar tiple como instrumento principal. “Enerith se sentó muy juiciosa a escribir un programa de educación de tiple como instrumento principal y empezó a aplicarlo conmigo […] la dirección que le dio ella al programa iba a la idea de formar un tiplista solista”, cuenta Oscar.

Oscar estudia con disciplina y en la mitad del semestre Enerith le dice: Oscar, el programa ya se acabó y falta la mitad del semestre. Pues escribe otro, le contesto Oscar.

“Un día llegó Enerith y me dijo: Oscar, están necesitando un tiplista para una agrupación y me llamaron a mi pero yo no tengo tiempo. Yo le dije: listo, porque yo no tenía grupo, yo tocaba con un grupo de la universidad, se llamaba Colombia Siempre […] Y caigo yo, gracias a Enerith, a Pentagrama Latinoamericano”, cuenta Oscar.