Ecos.
Foto archivo fotográfico Estudiantina Colombia |
--------
“Somos más populares que Jesucristo”, diría John Lenon en 1966 y el eco de su frase reverberaría por muchos lugares del mundo. En Colombia, Rafael trabajaba con su estudiantina y veía con asombro como Los Beatles inundaban los espacios de difusión musical. “Los Beatles revolucionaron la música; pero nosotros teníamos que defender lo nuestro”, cuenta Rafael.
La Estudiantina del Centro Músico-Social Colombia (ese era el nombre que tenía la Estudiantina Colombia en sus primeros años), inicia su vida artística en 1959 en la naciente Academia Luis A. Calvo. Academia que acercaría (y acerca) a miles de personas a la música andina colombiana. Pero no se puede hablar de este momento sin ir un poco atrás y ver la historia de la institución que acogió y vio nacer a esta estudiantina.
Fue en 1957 cuando Fernando Mazuera Villegas, alcalde del Distrito Especial de Bogotá, o, para nuestros días Bogotá D. C., plantea la creación de una academia musical para atender la demanda de la ciudad en este aspecto. “El alcalde ─cuenta Rafael─, llama a Jerónimo Velazco para que asuma la dirección de la academia. Pasan los días y no hay un resultado efectivo. El alcalde presiona. El maestro (Jerónimo Velazco) finalmente no se compromete y llaman Darío Garzón, del dueto Garzón y Collazos, y él dice que sí, y allí nace (la academia) a finales de 1957. En el año 1958 arranca la academia a funcionar”.
La academia tuvo su sede en el barrio Palermo de Bogotá, ubicado en el centro geográfico de la ciudad. En principio, la academia reunió a varios integrantes de la Estudiantina Ecos de Colombia para dictar las clases en el horario de 6 a 9 de la noche. Tomas Molano Rosas, guitarrista de la estudiantina era uno de ellos. “Él (Tomás Molano Rojas) se quedaba después de la hora en que se terminaban las clases. Se quedaba por ahí hasta las diez o diez y media… Estas clases fueron conformando un grupo”, cuenta Rafael Mayorga. En esas horas extras que el maestro Tomas dictaba de manera gratuita y desinteresada, muchos estudiantes iban adquiriendo todos esos conocimientos que el maestro traía consigo de la Estudiantina Ecos de Colombia. Lo que en un principio fue una forma de afianzar conocimientos, con el tiempo sería el espacio para el nacimiento de la Estudiantina Colombia el primero de diciembre de 1962.
Su primera presentación como estudiantina se llevaría a cabo ocho días después de la fundación. Daniel Sánchez Aranguren, redactor de EL ESPECTADOR, escribiría el 10 de julio de 1964 refiriéndose a ese día: “Villapinzón para entonces organizaba un concurso de tipo folclórico con $1.500 de premio al ganador (el diario en donde aparece esta noticia costaba 40 centavos); la suma no era para que se volviese ‘agua la boca’ pero serviría para comprar uniformes e instrumentos”. Luego de una muy buena presentación, la organización adujo que tres de sus integrantes no se presentaron con traje típico completo y por tal motivo no se podía dar el primer lugar a la estudiantina. Sin embargo, fueron reconocidos con el segundo lugar y un premio de $250.
El formato de estudiantina no era muy popular; además, los problemas económicos eran comunes para el grupo de jóvenes. Así que ideando diferentes estrategias dentro de las que se encuentraban: una rifa trimestral de una serenata y un fondo común en donde cada integrante aportaba dos pesos semanales, siguieron su camino.
Así es Colombia.
Después de esta experiencia, la estudiantina empezó un proceso diferente: buscar espacios para la difusión de su trabajo. “Nosotros veníamos trabajando con el grupo, ensayando, montando música…” cuenta Rafael. “En Bogotá era muy fácil hacer conciertos, hoy es muy complicado”, agrega. Fue en todo este proceso cuando en 1964 Rafael Mayorga contacta a Juvenal Betancourt.
Juvenal Betancourt conducía un programa de televisión que se llamaba “Así es Colombia”; en él, Juvenal presentaba a los artistas más representativos de la música nacional. “Yo busque a Juvenal Betancourt─ cuenta Rafael ─y le hable del grupo y entonces dijo: bueno, los espero el próximo lunes que quiero oírles un ensayo. Fuimos ese lunes. Nos citó a las 12 del día y finalmente nos atendió a las 6 de la tarde”. Juvenal Betancourt los escuchó con atención y entonces dijo: “Los espero dentro de quince días”.
Minutos antes de salir al aire, Juvenal le pregunta a Rafael por el nombre del grupo. “No le teníamos nombre al conjunto ─cuenta Rafael─, sino que se llamaba La Estudiantina del Centro Músico-Social Colombia”. Entonces Juvenal dice: “No, ese nombre está muy largo, tienen que ponerle un nombre más sencillo, póngale… Estudiantina Colombia”, y con ese nombre se presentarían esa noche alternando con artistas como Jaime Llano Gonzales. “Ahí tomamos el nombre ─cuenta Rafael─; hacemos televisión… el éxito fue bueno. Estábamos alternando con los chachos de la época y entramos a ese círculo; a la estudiantina le cambia la vida por completo porque le salen compromisos en la radio y la televisión”.
Ese día Rafael conoce a Lizardo Díaz, más conocido en el mundo artístico como Felipe del dueto Los Tolimenses; quien sirve como puente entre Codiscos y la Estudiantina para la grabación de un disco. En ese entonces grabar un disco para un grupo de Bogotá era muy difícil, pues los estudios de grabación quedaban en Medellín. Así que la Estudiantina Colombia viaja a Medellín y graba su primer disco (ver enlace 1). Es así como la Estudiantina pasa a ocupar el espacio de las estudiantinas en el panorama nacional alrededor de 10 años, luego de la desaparición de la Estudiantina Ecos de Colombia en 1963.
Tener un disco, hace que la difusión de la estudiantina se dispare y el trabajo se intensifique, y ahí hay otro problema: la sede para ensayar. Daniel Sanchéz Aranguren (en el artículo anteriormente citado) transcribe los comentarios de Rafael que explican cómo era la situación para ese entonces: “Como las reuniones se prolongaban hasta altas horas de la noche, debido a que todos somos estudiantes nocturnos y era preciso iniciarlas tarde, no se podían hacer en las casas para no trasnochar a las familias; buscamos infructuosamente un sitio y hubo entonces la necesidad de recurrir a los cafés, pero ello engendraba a su turno un doble problema adicional: el de que son muy pocos los establecimientos en donde venden tinto por la noche y las constantes protestas de los dependientes por lo mucho que demorábamos y lo poco que sumaban nuestras cuentas”.
Este problema se solucionaría tiempo después cuando la estudiantina ofrece un concierto en el Externado Nacional Camilo Torres. En el público asistente al concierto se encontraba el señor Severo Ortiz, rector de la institución y quien una vez terminado el concierto se acerco a los integrantes de la estudiantina y ofreció su colegio como sede para la misma, sólo si se utilizaba después de finalizadas las actividades del bachillerato nocturno.
La estudiantina se crece.
La estudiantina continúa su trabajo y empieza a figurar en diferentes concursos. En 1964: Primer puesto en el Festival Folclórico de Ibagué y primer lugar en Festival del Bambuco en Neiva. En 1966: primer puesto El Festival de la Guabina en Vélez (Santander) y primer puesto en el concurso folclórico de la Feria de Cali.
A través de sus 49 años ininterrumpidos de funcionamiento, la estudiantina ha vinculado en sus filas a numerosos intérpretes dentro de los cuales se puede citar al maestro Álvaro Romero Sánchez, al maestro Fidel Álvarez o a la maestra Libia Ladino, entre muchos otros. En un artículo de Cecilia Santos el 1 de febrero de 1982 y publicado por el diaro EL ESPECTADOR se puede leer: “ Se calcula que del 67 para acá, por la Estudiantina Colombia han desfilado cerca de 80 músicos de los cuales muchos han seguido la tradición y hoy se encuentran al frente de otras estudiantinas de renombre”.
Luis Eduardo “Lalo” Bernal, bandolista en la actualidad de la estudiantina cuenta como fue esa época: “Yo entro a la estudiantina en junio de 1976 […] Yo tenía 21 años aproximadamente. Recuerdo que llegamos y nos hicieron un examen de admisión y al mes ya estábamos tocando en el Teatro Colón […] Cuando yo entre ya había otras personas de edad y se suponía que nosotros éramos los muchachos de esa época y entrabamos a colaborar para que el grupo siguiera”. En una clara muestra de relevo generacional.
José Rubio, tiplista en la actualidad de la estudiantina cuenta como ingresó a la estudiantina: “Yo ingreso en 1981. Era alumno de la maestra Libia Ladino y de Harley Otalvaro en la Luis A. Calvo. Allí trabajaba como profesor el maestro Francisco Roldan (q.e.p.d) quien era el director de la estudiantina. Una tarde llegó y le dijo a la maestra Libia: necesito un alguien que ya maneje el tiple para la Estudiantina Colombia […] El maestro (Francisco Roldan) me citó en la sede de Comfenalco en la calle 19 con cuarta […] Entonces dice el maestro, yo le voy a pasar un papelito de un bambuco: Caucaneando del Chunco Rozo”. Después de que José estudió la partitura por 5 minutos, el maestro Francisco Roldan empieza el montaje dejando solo en los tiples a José a manera de examen.
El grupo iba creciendo y en los planes de Rafael Mayorga, que por esa época asumió el papel de representante artístico, estaba otro objetivo en la vida de la estudiantina: un viaje al exterior.
Alrededor del mundo. Primer viaje: Europa.
Desde que en 1901 la Lira Colombia llegara a Estados Unidos, ninguna estudiantina, ni su querida Estudiantina Ecos de Colombia, había llegado tan lejos y él lo sabía. Atrás habían quedado las extenuantes jornadas de ensayo; también la “loca” idea de rifar un Renault 4 cero kilómetros para recaudar fondos o las horas de espera en el aeropuerto de Moscú para que alguien los recogiera. Ahora estaba allí, en medio de La Plaza Roja de Moscú junto a sus 17 compañeros viendo pasar a los transeúntes que curiosos, preguntaban el nombre de los instrumentos que llevaban mientras el traductor intentaba explicarles las características de un tiple y una bandola. En ese momento le era difícil recordar la última vez que estuvo tan satisfecho. Entonces, forma con la estudiantina en una hilera y con el sombrero en alto espera la foto que servirá de testigo de esa travesía. Rafael sonríe y segundos después el disparador de la cámara se acciona. La Estudiantina Colombia estaba en Moscú
En 1982 “un hermano se fue a estudiar matemáticas en Moscú ─cuenta Rafael─. Un buen día le escribo y le digo: yo quiero llevar la estudiantina a Rusia […] averígüeme cómo se hace el contacto. Él me hace el contacto con el gobierno soviético, en ese entonces, y concretamos la gira”. Luego de este contacto, Rafael insiste en la idea de una gira por Europa, así que por medio de la cancillería se logran confirmar otras plazas: Madrid, Viena, Ciudad del Vaticano, Roma y Moscú.
Tras no poder hacer una audiencia privada para el Papa Juan Pablo II en Roma, la estudiantina llega a Moscú un día después de lo estimado y cuando llegaron nadie los esperaba. “Yo miraba desde lejos a todos (mis compañeros) con el equipaje y no había nadie”, recuerda Rafael. Luego de dos horas Rafael se pudo comunicar con la oficina de la organización e enviaron a alguien a recogerlos.
Kislovodsk, Astrakan, Elista, Piatigorsk, Essentuki y Moscú fueron las ciudades de la Unión Soviética que tarde a tarde escucharon los bambucos, pasillos, guabinas…, que interpretaba la estudiantina en medio de teatros abarrotados de gente gracias a que “los espectáculos se organizaban con un año de anticipación” y la boletería había sido vendida días atrás.
Pablo Augusto Torres, redactor de EL ESPECTADOR, en una columna publicada el 12 de junio de 1983, cuenta cómo fue el concierto en la ciudad de Kislovodsk: “Poco después, tras la ejecución del bambuco “Compañero”, un piloto ruso de vacaciones, pero con su uniforme atiborrado de condecoraciones de guerras pasadas, subió al escenario, pronuncio un improvisado y emotivo discurso ─traducido apresuradamente al español por las sorprendidas intérpretes soviéticas─ y, arrodillándose, pronuncio un sonoro ¡viva Colombia! Antes de entregarle un ramo de flores al director del conjunto, encimándole a la usanza rusa un par de besos en las mejillas”.
“Uno en esa tierra, definitivamente se siente muy extraño”, cuenta José Rubio pero “siempre había colombianos, pocos pero siempre aparecían”. Gracias a la Estudiantina Colombia, la música andina colombiana tuvo un espacio en el viejo continente.
Enlaces.
1. Para ver toda la información de los integrantes y una galeria completa de fotos ingrese a www.estudiantinacolombia.tk
Enlaces.
1. Para ver toda la información de los integrantes y una galeria completa de fotos ingrese a www.estudiantinacolombia.tk
¡Qué bello, interesante y bien informado artículo, que nos da idea de lo grande que ha sido la Estudiantina Colombia, continuadora de la pasión y la cultura musical colombiana que sembrara el maestro Jerónimo Velasco con su inmortal "Ecos de Colombia"!
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario y por visitar mi blog. Este artículo es un pequeño reconocimiento a tan importante agrupación.
Eliminar